domingo, 29 de enero de 2012

Espera

Mediante un cortocircuito interno, mi mente toma consciencia de lo sucedido. Me he cortado, me corte el brazo izquierdo de nuevo como una enferma, por su abandono. Sus malas contestaciones y tonos indebidos. Yo también hice eso, pero él me abandona. Te abandona por que sos una MIERDA Eliana, sos una cerda inútil que se corta por que no se ama, por que no sos nada, por que no tenés independencia. Por que lo amás tanto que tu vida no existe sin él, ni siquiera un día vale la pena sin él.Me escondo en el silencio culto de mi cuarto, esperando el sonido que me alegra todos los días: el maldito sonido del teléfono. Pero el no llama, nunca lo hace en esos momentos, y yo lo espero igual. Cuando me pongo a pensar sobre la vida, me pregunto la causa de esas esperas, de esa clase de gestos y acciones que jamás se van a dar con el otro. Y el corazón aún lo anhela, porque tiene esperanzas de que lo va a hacer. O tal vez tiene relación también con que creemos que lo merecemos, o sabemos que es lo correcto aunque no lo merezcamos, ya que actuar así, frente a este tipo de situaciones lo hacen a uno mejor persona. Sin embargo, cuando yo me hacía daño (no auto-flagelado) de pequeña, mis padres venían corriendo a consolarme, a decirme cosas buenas y graciosas, para hacerme sentir mejor. Y daba efecto, el fin justifica los medios. Pero a medida que vas creciendo, conocés gente nueva y diferente a vos hasta en el más mínimo detalle. Yo por cómo fui criada y además por lo que padezco (se que suena a excusa, pero influye), no puedo ver a alguien llorar, No puedo, es un momento tan triste el llanto... que no entiendo la gente que oye o ve a alguien llorar y no hacer absolutamente nada al respecto. Siento que es un grado de sadismo muy nato, y uso justamente este adjetivo por que significa "de naturaleza", ya que la mayoría lo usa mal. Mi amor me consoló mucho tiempo por mis pesares, entendía lo que me pasaba y mis brotes de locura. Cuando me causaba cortes el me mandaba los mensajes más dulces que jamás vi, ya que mi padre no nos permitía vernos. Nos acariciábamos y amábamos a escondidas. Pero sí, él fue el mejor compañero y hombro para llorar, y me hacía creer que actuábamos bien en seguir con esto adelante, por que él me miraba... Y yo ya sabía lo que sentía y pensaba, la complicidad de los amantes. Ése tipo de cosas se siguen dando entre nosotros, pero en menor grado, debido a mi desconfianza. El momento puede ser perfecto: él sonriendo, hablando de hijos y casas, de cuánto me ama, y cómo seríamos de ancianos... hasta que nos miramos. Por un primer instante, su mirada es la más hermosa y tierna de ésas que sólo puede imaginarse en seres cómo los ángeles, pero después caemos en la realidad. Su mirada se vuelve insulsa, como apagada... a la vez serena: realista. Entonces los dos sabemos que él miente con respecto al futuro, ya que "no hay futuro o es muy probable que no lo haya, así que no te creas ni tomes en serio esas palabras que te dije".Y entonces yo empiezo a desconfiar, a echarle cosas en cara, a llorar, a cortarme. Él, simplemente no se lo aguanta, y se va. Nunca había conocido a un cobarde y quiero anunciar que es una experiencia bastante decepcionante... y desagradable. No sé que paso que él pequeñito dejó de ser dulce en esos momentos, dejó de ser "hombre" o príncipe, como quieran sentirlo. Se convirtió en esos personajes que a veces veo por TV o Internet, de esos hombres comunes y machistas, que hacen a la mujer llorar o la burlan. La lastiman emocionalmente y se retiran, unos sádicos repugnantes. N no es así en buenas situaciones, cuando todo está soñado, es mejor o igual compañero que un perro, la pasás maravilloso. Es un verdadero cuento de hadas. Pero cuando se enoja, tengo miedo.No temo a que me vaya a pegar o me vaya a insultar, tampoco a que me sacuda de los brazos, ni me desintegre, nada de agresión física. Él no es ningún orangután, no es idiota, N no pega, pero pega invisiblemente donde más duele. Te hace pelota la cabeza ignorándote, cortándote el teléfono y no contestarte si llamas, sabiendo que te vas a cortar si el te corta. Después discute sobre el tema lo más bien y se recupera del daño que vos le hiciste pero vos no, porque vos tenés un recuerdo constante de esas noches en tus muñecas, en tu psiquis, para siempre. Entonces tomás Rivotril, te dormís catorce horas y pensás en dejarlo, lo ves y te das cuenta de que él te puede. Éso conlleva a que tenga mucho poder sobre vos, y pierdas toda tu dignidad en acciones para que no te deje, para mendigar cariño en situaciones malas... y el salga no ileso pero si impune. Lo escuchás horas después hablando lo más común y pensás, "¿qué onda este flaco, no tiene corazón? ¿No sabe que lo que sucedió es muy grave, que lo que nos hicimos fue extralimitado? Encima te sigue dañando actuando normalmente a la media hora que pasó. El príncipe así fallece". Sin embargo vos lo amás, lo amás por los recuerdos lindos que sólo ustedes dos comparten y saben. Es una relación única e increíble. Muy dolorosa, por que tu felicidad se divide. Ya no sos felíz sola, es decir, lo podes ser logrando algo por vos misma... pero si tu amado está triste, o enojado... También te ponés mal, o tratás de complacerlo, de mimarlo, cuidarlo para que se sienta mejor. A esa relación me refiero en que es única, irrepetible.Ese amor fraternal, dedicado, parejo... Por eso es amor verdadero si no se abandona. Cuando estás bien, todos van a reir con vos, pero cuando estás realmente mal, olvidate. NO APARECE NADIE. Ni aquel que le entregabas tu cuerpo confiando que era tu protector, el símbolo de masculinidad guerrera que no abandona y lucha. 
Sin embargo, no sucede como te lo imaginabas cuando tenías más inocencia y la vida (ni él) te había golpeado aún. Yo odio verlo llorar y tengo miedo cuando se enoja, por eso me corto, para castigarme por que lo hice llorar, soy una puerca que daña. Me corto para que él me salve, de mí misma. Me corto para que él se calme y me cure. Me corto por que no soy lo que quiero ser y merezco ser lastimada. Me corto por que él se va a ir y no quiero ver eso. Me corto por que así, me siento un poco mejor, durante unos segundos... Para luego despertar y ver que los tajos siguen ahí, burlándose, no desaparecen... Te hacen acordar esa trágica noche todos los días de tu vida. Mientras que sufres esto en silencio, él te cuenta que esta viendo su película favorita o tocaba la guitarra. Él se olvida del daño que te provocó, como ridiculizándote inconscientemente. Abusando de vos de la manera mas silenciosa, y también la única impune.      



lunes, 16 de enero de 2012

PARAÍSO

Nunca me olvidaré como fue estar en su habitación por primera vez, fue tan único.. Había estado en cuartos de chicos anteriormente, pero siempre acompañada, para hacer trabajos del colegio o charlar, jugar a las cartas. Pero ese mediodía, en que fui al suyo, era distinto. Como todo con él: distinto. Mientras viajábamos hasta su casa, estaba tan nerviosa, por que yo todavía no podía hacer el amor, no podía entregar mi virginidad, no por que sintiese que no correspondía que lo haga con él. Si no por que aún no tenía confianza en  mí, quería que esa vez fuese perfecto. Subí las escaleras y miraba las paredes. Grises, vacías... excepto la que iba conta la cama, tenía stickers de Winnie Pooh y en letras de Danonino escrito "Vale", su hermana le había cedido la habitación. Una compuradora, una cajonera... Una ventanita, por la que entraba la luz de un radiante Sol. La cama.
Cuántas veces me imaginé haciendo el amor con él. me he tocado pensando en eso y en su cuerpo de David, y ahora los dos en esa cama, sin hacer más nada debido a la incomodidad. Las infinitas ocasiones en que vería entrar el día en esa ventanita y el anochecer, las tardes de invierno desnudos, refugiados debajo de las sábanas, dándonos calor. O en los días de tormenta, nos amábamos salvajemente escuchando el sonido erótico de la lluvia. Una y otra vez, una y para siempre.
Ese día no quería tocar nada, no quería que nada tenga mi olor ni mis huellas. Por miedo a que las cosas pierdan la esencia de él, o su pertenencia. Quería besarlo y escuchar que me ama. Quería hacer el amor, entre sus cosas, hacerlo sentir deseado, hacerlo hombre. Ése era su lugar, y yo estaba ahí al fin.
Lujuriosos, nos tomamos y besamos desaforadamente, casi sin aliento, siendo aún niños en ese pequeño Paraíso, que se encontraba en la Tierra, en mi planeta, en un cuartito de una casa... Tan simple y tan especial. Mi pedacito de Cielo.   

lunes, 2 de enero de 2012

Ángeles Fuimos

Al llevar la Muerte por días seguidos, cuando decidiste de vernos fue casi una resurrección. Fue como si hubieses abierto la puerta de mi celda, devolviéndome la vida de nuevo amor. Un calor dentro de mi pecho emanó cuando pronunciaste esas palabras... Qué magnífico es cuando las pronuncias tú. Los sueños recobraron sentido y mi vida, su razón. Tenía tanto miedo, quizás me ibas a devolver todos mis regalitos y cartitas, mensajes y fotos; quizás ibas a gritarme e ignorar mis abrazos y miradas desesperadas. No sabía que iba a suceder, pero igual fui por que te necesitaba. El sacrificio de sufrir tus rechazos, mi llanto, tú gritándome, cortándome el teléfóno, bloqueándome por todos lados, tu odio infinito... valieron la pena para llegar a ver esos ojos negros, que tanto amo. No sabía que decirte ni que hacer, no estaba del todo consciente que eras TÚ cuando salí de ese colectivo. No te abracé y deseé FELÍZ AÑO como quise, como me nacía; ya que temía que me niegues y te alejes de todas mis caricias. Fuimos hasta tu casa y almorzaste lo que para las fiestas preparé, me llenaste cuando dijiste que estaba muy rico, yo mientras jugaba con tu mascota, quien te mira como agradeciéndote siempre el haberle salvado la vida. Luego subimos a tu cuarto y me acosté en tu cama, olía tus sábanas y miraba alrededor... Jamás voy a olvidar ese cuartito, en el que fui tan felíz. Los recuerdos allí dentro son eternos, son para siempre. Ahí hicimos el amor tantas veces, con edades y ropas diferentes... algunas preparadas, otras por instinto. Me cuidaste como a un padre y fuimos los mejores amigos. Nos prometimos el cielo y una vida con futuro juntos. Nos cocinamos y reímos tanto. ¿Cómo hiciste para no llamarme estos días?
Llegaste al cuartito como siempre: soberano, serio y hermoso. Mi presencia en tu cama no cambio tu mirada ni tu cara. Yo me sentía idiota, pero más aún cuando no te recostaste conmigo, sino que te sentaste en una silla al lado. En ese momento, recordé días tormentosos en la clínica, fue como un Dejá vú. Quería tocarte, saber que ese momento era real, que tu ser estaba al lado mío como te rogué todos estos días, ver en ti que aún me amas y que todavía tienes sueños conmigo. Te pedí que te acuestes conmigo, a lo cual correspondiste. Y allí es cuando comenzó la magia.
Por que mi cuerpo, sintió el tuyo, e instintivamente comenzó a buscarlo, acariciarlo, enredarse en él, buscando desesperadamente abrazos y TE AMO , es natural después de haber estado tan triste, de haber luchado tanto para ese día, para ese instante en que te vi a los ojos, en que escuché tu inconfundible voz, que siempre me causaría escalofríos Mantuvimos un diálogo extraño... Sólo podía pronunciar palabras como te extrañé, te necesito, volvé conmigo. Tú seguías viéndonos con negatividad, las situaciones y personalidades no iban a cambiar, estabas tan cansado y sin esperanzas, mi angelito de alas rotas... Él tenía todos los momentos bien recordados como para justificarse de esas palabras, no digo que no tenía razón, todo lo que sus labios pronunciaban (aunque me hería horrores), eran con motivos lógicos. Sin embargo, el amor no posee lógica y mucho menos razón, así que nos propuse por verdadera vez primera lo que me juré que jamás haría: cambiar.  Ya que yo siempre concluí que si alguien me amaba, tenía que amarme por lo que fuese, sea como sea. Y a pesar de que por unos años así fue, es hora de dejar atrás esta enfermedad maldita y lo que conlleva, es hora de curarme. De ser otra persona para un futuro mejor, para no volver a cometer los mismos errores con mi pareja, los mismos que cometieron mis padres.
Cuando ante estas palabras no pronunciaste nada, sinceramente deseé la Muerte, pero aún así, quise terminar de disfrutar el día: un merecido sueño en paz. Me dispuse a dormir con la mejor compañía imaginada jamás: tú, el amor de mi vida. Contigo protegiéndome en las pesadillas donde te veía con otra y me cortaba, consolándome si lloraba y arropándome si llegaba a hacer frío. Cuidándome de mí. Te miré el cuerpo: perfecto, como siempre, sin ningún vello y puramente suave; la cara: esos ojos inconfundibles, que me hacían rogar tu amor, esa boca que me decía las mentiras mas deliciosas y tu pelo, negrísimo, con aroma a flores. Y con está maravillosa y última visión, cerré mis ojos llenos de lágrimas por tus dichos disponiéndome a descansar. Hasta que sentí tu mano y tu voz. Acariciándome el corazón, dijiste las palabras más hermosas nunca imaginadas por mí en ese momento: "¿Querés ser mi novia?". Con esa dulzura tuya, propia de un ángel, me trajíste la felicidad más plena para este nuevo año. Sólo tuya y tu de nuevo mío. Perteneciéndome, siendo absuelto y perdonado de todo. De la felicidad, nos hicimos el amor con pasión, como dos animales. Devolviéndome los sueños y llorando de alegría, tú acariciando mi vientre, pronunciando mi mayor anhelo: ser madre. Mencionando que deseas que YO fuese la madre de tus hijos.
Recuperando así, mi vida. Te Amo.