miércoles, 28 de marzo de 2012

Te acepto siempre

Soy tu marioneta, me dejo manejar
has de mí lo que quieras, yo te sigo.

Rompe mi corazón contra el suelo, desgarra mi ropa.
has de mí lo que quieras, yo te sigo.

Ilusioname, lléname de una tarde de abrazos y risas,
porque aunque no se cumpla, yo te sigo.

Hiereme, hazme llorar, besame y dime que soy tuya.
Has de mí lo que quieras, yo te sigo.

Envuelveme, juguetea con mis sentimientos, miénteme
has de mí lo que quieras, yo te sigo.


















No pasa nada cariño, esta bien así.
No importa lo que yo quiera, va a valer la pena.
Es sólo otro sacrificio más que debo hacer para tenerte.

Son unos días más, juega con tus amigos. Elígelos.
Yo mañana pediré mi chelo y él llorará, por que yo estaré llorando.
Por que esa tarde quería tocar para ti, quería que nos escucharas.

No importa mi amor tus errores, ni tus maldades,
yo resisto, ahora soy algo más fuerte.

Yo resisto, en llanto.



Y no, no. Mañana no voy a ver al peque terrible.
Otra ilusión rota, otro pedazo de corazón perdido.

lunes, 26 de marzo de 2012

De Guillermo

Me gustaba mucho ir a la casa del peque. Por que teníamos intimidad, mirábamos películas, nos reíamos, hablábamos horas de nuestros sueños, escuchábamos música, la analizábamos e interpretábamos. Eramos nosotros, sólo nosotros.. En esa pequeña habitación y la música.. La bendita música siempre nos acompañaba y lo hará por siempre. Por que él era mi maestro y me enseñaba música, me enseñaba genios que jamás hubiese conocido y me amoldaba, educándome.
Algunas veces, a nuestro refugio venía el sobrinito de N, a hacernos compañía. Este niño, marcó mucho en mí. Desde la primera vez que lo ví. Sé que se lee estúpido y hasta falso. Pero esta criatura es el calco de su tío, es como verlo con diecisiete años menos. Tiene sus ojos negritos, esa mirada triste, bondadosa, propia de esa familia. Tiene su color de piel, sus labios... y algunos gestos. Yo lo miraba, jugaba con sus juguetes, le hacía cosquillas, le cantaba, conversaba con él, también lo abrazaba.. Pero sobre todo, lo miraba, lo observaba mucho y este niño me encandiló. Llegué a quererlo mucho, llegué a tratarlo al igual que a mis sobrinos, le regalaba golosinas y lo cuidaba cuando lo dejaban solo en ese comedor. A pesar de que después retaba a N, ya que ese no era mi trabajo... pero lo que en realidad quería decir es "no lo dejen solo".
Mi amor no lo sabe, pero cuando él se iba de la habitación y Guillermo y yo quedábamos solos, yo lo cargaba y ponía su cabeza en mi pecho, abrazándolo fuerte, protegiéndolo, le decía que lo quería. Él respondía que también, entonces yo lo tomaba más fuerte, acobijándolo más... No quería que sufra, no quería que termine como yo, no quería que le pase nada malo. Con esa madre, que lo abusa y golpea, le grita, sacándole su inocencia, quitándole su dulzura... Por que esa madre me recuerda a mi padre, él fue del mismo modo conmigo. Y yo, en ese lapso de diez minutos, protegía a ese bebé con los ojos de mi amor. Dándole un escudo para que se proteja, un escudo para que sepa que hay amor maternal, sin violencia. Yo quería "salvarlo", quería asegurar su futuro, no deseaba que se convierta en alguien como yo. En alguien que se autoflagela: ya sea cortándose, no comiendo, ingiriendo drogas o alcoholizándose. Entonces yo además de ese abrazo protector, intervenía; diciéndole a N que defienda a su sobrino, qe "le pare el carro" a su hermana, por que va a terminar mal. Él me daba la razón, discutíamos el caso, lo analizábamos... Pero nada llegaba a nada, ya que la semana siguiente mi sobrinito volvía a ser víctima de maltrato. Era terrible escuchar como lo llamaba a gritos, o lo malvada que era con él. Por eso yo no la aceptaba a la hermana de N. Por que hay cosas que no se hacen, menos con los hijos... Sin embargo, no podía hacer nada, NADA. Por que el nene no era mi sangre, ni mi problema. Me agarraba una impotencia terrible cuando lo tomaba de los pelos y lo arrastraba, me veía a mí... Lo juro, me veía a mí. Al estar sin armas, sin poder defenderlo, ni hablar por él... Yo solamente le regalaba ese abrazo maternal. Por que él sería mi hijo de alguna manera, mi mayor anhelo... Es que es tan igual al hombre que amo... Que sé que si teníamos una familia, ese fruto de mi vientre se parecería a Guillermo. Y cuando lo cargaba en mis brazos, cerraba los ojos y lo deseaba mío, deseaba haberlo gestado yo.
Es que se merece una buena madre, y un buen padre... Como lo seríamos el pequeño y yo. Cuando nos acostabamos los tres en la camita, jugábamos y yo también jugaba, a la familia feliz. Fantaseaba que N era padre de ese niño, y yo la madre... Es que actuaba como tal, el bebé no tenía otra figura masculina ni es cuidado con tanta delicadeza como lo es que por el peque. Nos veía a los tres y deseaba que fuese realidad. Que yo era madre de ese niño dulce con ojos tristes y que mi amor al fin, al fin me diese un hijo.

 Retrato de gran ángulo de los padres para dormir con niño acostado en una cama Foto de archivo - 6068312

            

domingo, 25 de marzo de 2012

Nacimiento

Cuando toco mi violonchelo soy libre.
No tengo pasado, ni presente, tampoco futuro.
Somos él y yo, en ese momento, en ese tiempo.
Y a pesar de que soy muy novata, en los recreos hago lo que quiero con él.
Experimento y nacen melodías, las anoto en mi cuaderno dibujando mi instrumento y el cómo y dónde puse exactamente el arco. No se bien como recordarlo o anotarlo de otra manera.
Entonces se crean pequeñas melodías... Sonidos y vibraciones que me hacen explotar de alegría.
No comprendo por que eso me hace tan felíz.
Quizás por que me siento útil cuando lo hago, me siento independiente.
Les juro que en ese instante, no necesito nada más. Sólo esa adicción a ese eco... a esa voz que habla por mí a través de un objeto. Necesito más, necesito escucharme. Por favor sigue tocando, que te estás liberando. La música toma poder en mí.
Es como que nace en mí, un Alma nueva, un Alma más. La música me hace bailar y sonreír mientras estoy tocando... y más de una vez derrame alguna que otra lágrima. Soy yo. Es ella. Es él. Todo esta bien mientras dure este compás.
Esta euforia y alegría, que me viene a regalar hoy mi violonchelo.
Me volví una artesana de sonidos, y quiero aprender más. No le puedo pedir a mi profe que me eduque más que a los demás, ya que hay gente grande que le cuesta muchísimo u otros que ni lo hacen por gusto. Planeo que el pequeño me muestre más sobre música clásica, orquestas por sobre todo. ¡Que maravilloso es el mundo de la música!
Es... otro mundo.
Es... Es vida.
Una tribu de la provincia del Chaco (Argentina), establecen que para que una persona este sana debe tener:

- Aire.
-Agua.
-Amor.
-Alegría.
-Alimento.

Y por más absurdo que suene, todas esas cosas me las está dando la música. Me alimenta el Alma, da aire a mi pecho tan oprimido, me llena de amor el cuerpo y el corazón, da tanta alegría que hace bailar mi ser... Llena de agua mis ojos, por que cree algo, por que soy música. Por que ahora todo el tiempo escucho canciones y orquestas.
A pesar de que mi arte es la literatura, con la música me siento mejor por que ésta no me hace daño. No necesito recordar nada, ni mirar hacia atrás ni adelante. Soy yo, con ella. Somos uno.

Estoy tan felíz de haberte conocido.

Bitácora

Hoy intenté comunicarme contigo.
No te llamé a tu casa, ni a tu celular,
tampoco te mandé un email.

Pero mientras mi profesora explicaba algo ya clarísimo para mí,
te llamé.

En una lengua que sólo tu y yo hablamos,
intenté llamarte en pensamientos, en sentimientos,
me canalicé mucho esa mañana tan fría.

Quizás por que siempre me hizo recordar a nosotros, el invierno..
recuerdo como nos refugiábamos en tu cama.
Nos tapábamos y abrazábamos uno al otro. Calentándonos.

No necesitábamos mayor calor que el del aliento del otro.

No estaba tan enferma, no estabas tan herido.

Te abrazabas a mí, sabiendo que nunca te podré rechazar,
y acunándome en ese calor... me prometías un hijo.

Tan perfecto...


que yo no podía encajar ahí,
sabía que en el fondo... sólo era un sueño de tu parte.

Mientras que para mí, como tantas otras veces,
era un proyecto.

Nunca te lo dije,
por sentirme tonta.

Pero también quería curarme por él.
Por nuestro fruto.

Y mientras mirando el frío en la ventanita de la facultad,
te llamé, recordando esas tardes de cobijo.

Pedí tanto, en pensamientos.. que me necesites, que me ames.
Pedí que me llames, que me digas te amo ese día.

Imploré sentir tu viril voz.

Pero no llamaste, tampoco dejaste mensaje.

Y me fui a dormir triste, besando un collar que alguna vez me regalaste.
A tí también te besé, desde muy lejos.

Busqué tu boca y hasta, me pareció sentir tu aroma.

jueves, 15 de marzo de 2012

Te Amo Más

"¿Habían visto a alguien amar tanto como para dejar libre a quien quiere? Dejándose saber a uno mismo que ya no volverá, esa mitad, ese sentido de tu vida. ¿Vivir todos los días siguientes, conociendo más, queriendo a otros y justificando las soledades en recuerdos? Si alguien sobrevive a eso, pues que me dé las claves, que sigo con mi angustia. Ella no está, y no se cómo, ni quién la acompaña, temo que me olvide, aún sabiendo que no lo hará, temo por temer a que yo también lo haga, y sí, también se que no lo haré."  

Tomás Lazanduri , "Corceles de Hamelin"


Siempre sostuve que el primer amor es el primero y el único, el último. No imagino como se puede volver a amar a otra persona, haciendo con ella lo que te enseño otro; construyendo recuerdos y momentos en lugares o situaciones que ya habías concurrido con otro ser, más especial, por que éste era el primero; planificar un futuro, desde algo tan diminuto, recién nacido, como "volver a verlo" hasta soñar una boda. Las siguientes relaciones a la del Primer Amor, invaluablemente son consideradas falsas para mí, algo fingidas, como simuladas. Ya que uno deja de tener inocencia y es más "vivo", ya no se entrega completamente, ya no da todo de sí por que sabe que puede salir lastimado. Y a pesar de que el otro te cause en el cuerpo, en el pecho, las mismísimas características del Amor (ternura, confianza, atracción conectiva y/o sexual), no sos el mismo, sos mas egoísta por temor, por que aprendiste. En estas relaciones posteriores, salis menos lastimado y amás en menor porcentaje. 
Claro que yo, con respecto a eso, únicamente  tomo suposiciones. Debido a que sólo tuve una relación de Amor en mi corta vida. Pero aunque en esta presente fecha no la siga conservando, seguimos teniendo entre nosotros esa conexión, ese vinculo hermoso, por que se que me ama aún y eso me hace luchar. Me da tantas fuerzas su amor hacia mí, me hace batallar contra mis peores demonios: mi enfermedad, mi pasado, sus errores y mis reproches. No deseo tener a otro hombre. No deseo el cuerpo, ni el corazón de otro ser que no sea el suyo. Es que imagino esa posibilidad y la veo algo desleal, ficticio, por los motivos que relaté anteriormente. También, me pongo en su persona (no en su lugar, en su persona, en su ser), y pienso: ¿y si a él no le sucede lo mismo?, ¿y si él puede desarrollar lo que hizo conmigo, en alguien más? ¿ y si él puede vivir sin darle importancia a mi vida sexual y amorosa, saliendo ileso? Un día, uno de esos días finales, yo le pregunté si él podía tener sexo con otra persona y me respondió "No sé". Juro que en ese momento mi llanto era el espejo de mi corazón, por que no podía creer ni comprender que su cuerpito no fuese sólo mío para siempre, que podía hacerle el amor alguien más, alguien anónimo, alguien que no ame. Traté de darle celos sin que él se entere, imaginándome con alguien, primero conocido: sin resultados, luego famoso: tampoco. ¿Cómo podía el pequeño traicionarme así? ¿Era traición? Sí, y lo afirmo por que él me entiende. 
Me gusta consolarme pensando que lo hizo por la bronca, por la impotencia, y la tristeza vana de esos días. Me gusta consolarme imaginando que N recordará ese diálogo y me lo aclarará, calmándome el corazón roto y asegurando que su figura me pertenecerá sólo a mí, pase lo que pase. Eso me anima, esa "FIDELIDAD" entre nosotros, que ya casi no se da en este mundo, me hace ansiar más su amor, me da más fuerzas para seguir curándome. Por que siento que él me espera, que a él le importo, que quiere volver a escuchar mi voz, o volver a verme a los ojos. 
Quizás por que al mirar al pequeño en tiempos de unión, yo sabía que en sus ojos podía encontrar la felicidad plena, y mi cura. Que cuando yo lo escuchaba decir "TE AMO" se producía en mí un revuelo emocional, él no era un inexpresivo ni yo estaba volviéndome loca. Él volvía a decirme eso, se entregaba a mí como a sus dieciséis años y vestía su traje de príncipe. Mi pequeño me amaba, y me saludaba haciéndome saber lo que yo era en su vida "hola amor", se presentaba el pequeñito. Por eso yo no entendía su afirmación la última vez que me visitó.

El sábado vino a verme. A causa de conversaciones que tuvo con mi madre (que yo desconocía) y de que aún conservaba su amor. Me dio felicidad eso: que viniera a verme, me dio el motivo más sólido por el cual estoy luchando, y curándome. ¿Qué le habrá dicho mi mamá?
Mi habitación ya estaba arreglada pero ése día decidí limpiar hasta el más mínimo rincón, me arreglé mucho (como antes de la ruptura solía hacerlo) y me perfumé. Quería que todo el escenario esté perfecto, incluida yo. Por que, de alguna forma, quería demostrar físicamente y en mi entorno, que las cosas estaban cambiando. Que mi ser, al igual que mi habitación, se estaba librando de suciedades, se estaba limpiando. Que el caos y la alteración, se estaban ordenando, sacándole polvo, permitiéndome relucir. 
¿Cómo explicar mis sensaciones al verlo? Tenía tantas ganas de abrazarlo, apretarlo a mi cuerpo y decirle al oído "te extrañé tanto mi amor". Pero nada de eso sucedió, por que no debía suceder. Y yo, que soy una persona muy afectiva, tuve que saludarlo con un simple "hola" y una sonrisa. Él entró e hizo algo similar. Hablamos en mi habitación por horas, me contó que en abril comienza a trabajar y que va a estudiar su tan apreciada música, indicio que me puso muy bien por que me lo imaginaba laborioso y dedicado y se me caía la baba. Hablamos también de lo mal que nos puso nuestra separación y lo que hicimos para sobrellevarla, se que suena extraño pero no pensé que el se pondría mal. Yo le hablé de mis estudios, de mis sesiones en psiquiatra y con la psicóloga, de los medicamentos y sus efectos positivos en mí. La tranquilidad que me traen y como me calman. Pero en secreto, mientras hablábamos, lo que más me tranquilizaba era tener al pequeño adelante mío por que él me completaba, él era mi otra mitad, lo que me faltaba en esos duros días. Cuando giraba su cabeza hacia otro punto, o volteaba la mirada, yo observaba su cuerpo... Su espalda, sus brazos, sus piernas apenas musculosos. Y a pesar de que estaba distinto su cabello y su cara, me encantaba. Lo deseaba, entendía por que nunca me parecía atractivo otro hombre. Por momentos perdía el hilo de la conversación, por observar su abdomen o su sensual cuello. Necesitaba tocarlo.
Seguimos charlando, de política (uno de mis temas preferidos con él) y de que haría con el dinero que ganara por sus esfuerzos. Hasta que mamá golpeó la puerta y entró, anunciando que se iba al asado. Mi familia iba a realizar una reunión por mi recuperación y yo también iba a asistir. La saludamos y se fue.
Pocos minutos después N comenzó a cambiar de posición, lo atribuí a incomodidad. Nos quedamos los dos uno al lado del otro, sentados en la cama con el torso contra la pared. Y nuestras manos... estaban casi pegadas, recuerdo nítidamente ver mi mano tan junta a la suya y desear con tantas ansias tomarla y besarla.
Hasta que el pequeñito se hizo sentir. Colocó su cara tan cerca de la mía, que pude deplorar la combinación de olores más hermosa: su aliento y su delicioso aroma. Era él. Comenzó a besarme, primero dulcemente.. luego con pasión. Comenzamos a desenfrenarnos, mientras uno le decía al otro "TE AMO, TE AMO, TE AMO". Manoseaba mi cuerpo, sabiéndolo suyo... Tocaba mi sexo, mis senos, mis caderas. Tomaba mi nuca, a través del cuello y apretaba mi cabello, jalándolo. La ropa me molestaba tanto... en mí y sobre todo, en él. Comencé a manosear su sexo, a apretar sus brazos, su espalda, saboreando su leve musculatura. Uno le quito la ropa al otro. Y lo que sucedió después es tema sabido: desenfreno, pasión, deseo. Pero no pudo concretarse, ya que comencé a sangrar. Jugueteamos una hora más, pero yo debía irme y limpiar. N quería concretarlo, lo que lo llevo a leves violaciones hacia mí jajaja.
Luego de esto, nos seguimos tratando amorosamente... él estaba tan educado y caballeroso que me lleno de esperanzas. Era sabido que no íbamos a volver en ese momento, pero que él también sentía un compromiso hacia mí, ¡y lo dijo! Pero algo le paso al salir de casa, cuando caminábamos hacia la parada del colectivo no me tocaba, no me abrazaba ni me acariciaba, tampoco me miraba... Lo que me puso un poco triste. ¿Qué le pasaba a mi amor? ¿Por qué ya no me tocaba? ¿No me quería seguir amando? Me hablaba, y escuchamos música (después de tanto tiempo, volví a hacerlo), pero no me daba reseñas de amor. Empecé a preguntarme cómo hacen las chicas para tener sexo y después que un flaco no las mime, ni les de besitos, ni las abrace... ¿Cómo hace esa gente? No. Definitivamente sexo y amor para mí siempre van a ir unidos. Me estaba poniendo triste.
Y así de decaída llegué a la reunión, con ganas de más y de sentirlo de nuevo. Confundida y sin explicaciones, ¿que le pasó al salir a la calle, se le acabó la magia? Casi llorando, por las dudas, por miedo a ser usada, por miedo a que venga a mi vida de vez en cuando, para marcar territorio, para enamorarme más y después marcharse para siempre.
Sin embargo, al otro día a la noche, él llamó preguntando por mamá (?). Estaba por preguntarle para qué quería hablar con ella, pero desistí. Le comuniqué con ella y me fui a mi cuarto. No pude escuchar nada de lo que hablaban, por que mamá con él habla bajito y no soy tan maleducada como para espiar, aunque me moría de ganas por saber. ¡¿ De qué diablos estaban hablando?!
Minutos más tarde mamá vino y me confirmó que lo vería el lunes 19 de Marzo.
Felicidad pura y dudas, pero aún la solemne esperanza nata.